domingo, 28 de julio de 2013

REALISMO



LITERATURA REALISTA

La segunda mitad del siglo XIX es la época dorada de la novela, asociada al triunfo social de la burguesía. En toda Europa los escritores describen con espíritu crítico y realista la nueva sociedad, pero es Francia el país que, en conjunto, ostenta la supremacía en este tipo de novela.

La novela demuestra ser el género más adecuado para retratar la sociedad capitalista movida por el poder y el dinero. Sus rasgos facilitan una perspectiva amplia y objetiva en la descripción de ambientes y psicologías. La novela realista tiene las siguientes características:
  • Verosimilitud: los argumentos se basan en la realidad cotidiana con personajes comunes. Además, se sitúan en el contexto contemporáneo del autor y del lector.
  • Presencia de un narrador que lo sabe todo sobre la trama y los protagonistas.
  • Sobriedad en el estilo, que es sencillo y sin complicaciones formales. El escritor busca ante todo la claridad y la exactitud.
  • El protagonista entra en un conflicto con la sociedad que casi siempre se salda con el fracaso de aquel.

El ascenso de la novela realista es favorecido por la ampliación del público lector gracias al desarrollo de la prensa periódica, que solía incluir entregas de relatos y novelas.
El género realista por excelencia fue la novela. Ello se debió  a dos razones: por un lado, la extensión de la novela permitía una representación detallada y completa de la realidad. Y por otro lado, la novela ofrecía la posibilidad de presentar el mundo desde el punto de vista de un narrador omnisciente, capacitado para abarcar desde su perspectiva todos los aspectos de la realidad.

La novela realista se cultivó, principalmente en Francia. Rusia e Inglaterra:
·         El Realismo en Francia se inició con la obra de Stendhal, que ofreció  en sus novelas un fiel retrato de la sociedad de su época. Más adelante aparecieron dos destacados narradores, Honoré de Balzac y Gustave Flaubert, que representan la plenitud del Realismo francés.

·         A fines del siglo XIX, la literatura rusa aportó dos extraordinarios novelistas: Fedor Dostoievski y León Tolstoi. También se destacó Anton Chejov, quien cultivó el relato corto.

·         En Inglaterra, donde ya se había producido la revolución industrial, el proletariado creció y la explotación se extendió hasta el mundo de la infancia. El escritor más popular del realismo inglés fue Charles Dickens.

AUTORES:
v  HENRY BEYLE. (Grenoble, Francia, 1783-1842), más conocido por su seudónimo, STENDHAL, escribió libros sobre pintura, viajes y biografías, en los que el impulso vital romántico es todavía dominante. Hacia el final de su vida escribió las novelas que le dieron fama, donde el sentimiento romántico -aún presente en ocasiones- se difumina por el afán de reflejar, como en un espejo, la vida y la sociedad. De hecho, se le considera uno de los novelistas fundamentales del siglo XIX, por el realismo y la penetración psicológica que muestra en sus personajes, así como por la novedad que supone la narración directa y objetiva. El amor, sentimiento que analiza en su ensayo Sobre el amor, constituye un tema fundamental en la trama de muchas de sus novelas, entre las que merecen especial mención: Rojo y negro; La cartuja de Parma.

v  HONORÉ DE BALZAC: (Tours, Francia, 1799-1850) es un escritor romántico en la forma y en el estilo, sobre todo en sus primeras obras, que son folletines históricos y fantásticos. Pero su gran poder de observación y su capacidad de descripción le convirtieron en uno de los creadores de la novela realista.
Hacia 1830 concibe el vasto proyecto literario de la Comedia humana, una colección de novelas que pretende describir exhaustivamente la sociedad: sus clases, sus intereses, sus preocupaciones, sus tipos humanos...
Entre ellas hay desde novelas históricas hasta simbólicas, como La piel de zapa, y policiacas, como Un asunto tenebroso. Balzac intenta reflejar la mayor cantidad posible de escenarios y ambientes sociales, por lo que algunas novelas se agrupan por temas: hay novelas de vida privada; otras son de ambientación parisiense; también hay novelas que se desarrollan en provincias, o que reflejan la vida campestre.
La mayor parte describe críticamente la sociedad de la época. De entre los muchos títulos destacan Eugenia Grandet, centrada en un avaro que impide la felicidad de su hija, y Papá Goriot, que, por el contrario, narra los sacrificios de un padre por satisfacer los enredos y caprichos de sus hijas.

v  GUSTAVE FLAUBERT: (Rouen, Francia, 1821-1880) es el principal representante de la novela realista, el más moderno y el que legó obras de mayor calidad. Su estilo es cuidado y minucioso y antepone la calidad de la prosa y la precisión de las descripciones a la complejidad de los argumentos, lo que le llevó a corregir y reescribir frecuentemente sus escritos. También se observa en sus novelas un gran desarrollo psicológico de los personajes.
Escribió novelas históricas como Salambó, relatos como Las tentaciones de San Antonio y novelas realistas como Bouvard y Pécuchet. Pero sus dos grandes novelas son: Madame Bovary y La educación sentimental.

v  GUY DE MAUPASSANT: (Miromesnil, Francia, 1850-1893) fue un excelente novelista naturalista y un maestro del relato, de estilo sobrio y cuidado. Sus narraciones cortas están reunidas en los volúmenes La casa Tellier, Mademoiselle Fifí o El Horla, que contiene algunos relatos de misterio y terror. De sus obras merecen resaltarse el largo cuento Bola de sebo y la novela Bel Ami, historia de un arribista sin escrúpulos, capaz de todo para adquirir prestigio social.

v  FEDOR DOSTOIEVSKI:  (Moscú, 1821-1881) lega a la posteridad una magnífica obra literaria de extremado realismo, caracterizada por la hondura de los problemas existenciales que plantea y por la complejidad psicológica de sus torturados personajes, enfrentados a su propia conciencia, al destino, a la vida o a Dios, y que marcaron profundamente la narrativa rusa posterior.
Sus primeras novelas, Pobres gentes, Noches blancas, muestran la preocupación del autor por el sufrimiento humano y anticipan la visión compasiva con los desheredados que se muestra plenamente en Humillados y ofendidos y en El doble. Otras de sus obras son: Crimen y castigo, El idiota, los hermanos Karamazov, los endemoniados.

v  LEÓN TOLSTOI:  (Poliana, Rusia, 1828-1910) su amplia obra forma un gigantesco cuadro descriptivo de la idiosincrasia y las costumbres rusas. En sus novelas aborda con realismo la situación del hombre frente a una sociedad hostil, busca la simplicidad expresiva, conseguida gracias a una cuidada elaboración, y analiza con profundidad el carácter de sus personajes.
En su juventud escribió una autobiografía en tres partes y reflejó su experiencia bélica en los Apuntes de Sebastopol, cuyo crudo realismo le causó problemas con la censura. Sus dos grandes obras son: Guerra y paz y Ana Karenina.

v  CHARLES DICKENS: (Inglaterra, 1812-1870) es un perfecto ejemplo de este nuevo tipo de escritor de éxito, cuyas entregas mensuales esperaban ávidamente los lectores. Las novelas de Dickens, que sintetizan las tradiciones narrativas cultivadas desde el siglo XVIII, se caracterizan por su estilo realista y por la vigorosa descripción de personajes y ambientes, a menudo oscuros. Junto a la intención satírica y cierto sentimentalismo, está también presente un agudo sentido del humor.
Entre sus obras se destacan: Los papeles póstumos del Club Pickwick, Oliver Twist, La pequeña Dorrit, Canción de Navidad.

v  OSCAR WILDE (Dublin, Irlanda, 1854-1900) además de escribir importantes obras de teatro, Wilde fue narrador de hermosos cuentos para niños; sus relatos están recopilados en los libros El príncipe feliz y otros cuentos y El crimen de lord Arthur Saville y otros relatos. Estas narraciones son de variada índole, ya que las hay policíacas (El crimen de lord Arthur Saville), fantásticas (El fantasma de Canterville) y otras en las que la belleza se emplea como una alegoría de valor moral. Autor de la novela El retrato de Dorian Gray, carta De profundis y el poema Balada de la cárcel de Reading. Murió en la más absoluta pobreza.

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